Control de masas
Por: Luis Dávila Colón
Desde el 1940 al presente, los Populares han sido los dueños y señores de Puerto Rico. Desde 1952 han tenido control absoluto de la rama de gobierno judicial y de la Administración de Tribunales. En los 55 años del ELA esa rama de gobierno, que constituye una tercera parte del estado, precisamente la que determina lo que es legal e ilegal, nunca ha tenido una mayoría estadista ni independentista.
De 1940 al presente, el Partido Popular sólo ha perdido el control absoluto de la Legislatura en 3 de 17 elecciones (1976, 1992 y 1996). En ese mismo período, el PPD ha ganado la gobernación y controlado el Senado en 14 de 17 elecciones (1968 y 2004). Más importante aún, en los últimos 60 años, el PPD ha tenido posesión de La Fortaleza en 40, incluyendo los últimos 7. Como si lo anterior fuera poco, aun cuando sale del poder, a través de sus pulposos brazos el Partido Popular mantiene el gobierno permanente controlando la banca, la industria, los principales medios, universidades, sindicatos y las asociaciones profesionales más poderosas del país.
Se trata pues, de una omnipresencia absolutista, monopolista y dominante. La pregunta es, siendo esto una llamada "democracia" y habiendo sufrido el país en el retroceso y la miseria por tanto tiempo, por qué y a cuenta de qué. La contestación es, mediante la aplicación de la sicología totalitaria del control de masas. Durante ese mismo período el Partido Popular y el Régimen colonial han seguido la teoría de que hay que destruir a Puerto Rico para salvarlo de los estadistas. El sistema opera y se mantiene a base del miedo, la represión, el nacionalismo hegemónico, la dependencia, la ignorancia, la desinformación, el palo y la zanahoria, la diabolización y el centralismo autoritario.
La pieza indispensable del control popular ha sido mantener a Puerto Rico ignorante, desinformado, en la pobreza y en la ignorancia. El sistema de educación pública es una fábrica de burros que recalca un sentido de indefensión y de dependencia.Generación tras generación, el sistema saca analfabetas funcionales, autistas emocionales, rezagados intelectuales, sordomudos lingüísticos, y un ejército de jóvenes que, o se dan de baja antes de graduarse, o al graduarse con diploma no encuentran fuentes de empleo y tienen que recurrir al éxodo o a las filas del desempleo, el subempleo o la criminalidad.
La segunda pata del dominio se resume en aquella frase célebre del mafioso Frank Costello de la obra maestra de Martin Scorsese, The Departed: "Yo no quiero ser un producto de mi medio ambiente; yo quiero que mi medio ambiente sea un producto mío. A fin de cuentas, nadie te lo va a dar; lo tienes que arrebatar".
En ese sentido el ELA es un hábitat virtual creado y controlado por el Partido Popular, donde el gobierno es la máxima autoridad alrededor del cual gira todo; una estructura socialista centralizada, acaparadora y a la cual se le inculca al ciudadano de la cuna a la sepultura, que debe depender. El gobierno me lo resuelve todo; al gobierno hay que pedirle permiso para todo; al gobierno le debo todo; sin el gobierno soy nada; necesito del gobierno para comer, para ir a la escuela, para que me emplee, para que me cuide y hasta para que me diga cuándo me puedo morir. Más que clientelismo político, esa mentalidad de sobredependencia ha creado la sicología de la secta. El individuo es nada, el colectivo ELA, todo.
Fundamentalismo nacional El ELA ha sobrevivido creando un mundo en el que se nos indoctrina desde que nacemos, que los puertorriqueños somos una super raza "pura", "el pueblo elegido", una nación con "cría" y que el mundo está dividido entre nosotros (los puertorriqueños que ellos certifiquen) y los otros (todo lo demás "extranjero"). Ese prejuicio etnocéntrico y racista ha convertido el estadolibrismo en una religión irracional y fundamentalista. La ciencia oculta detrás de la ideología parte de la premisa de que los populares gobiernan por derecho divino, el autonomismo soberanista es la única verdad y que el que piense distinto, está fuera del cielo sin el favor de Dios. El Concordato Católico-Popular y las alianzas con el separatismo populete le han dado más fuerza a esos evangelios de superioridad étnica, nacional e ideológica que tanto apelan al ignorante.
La manipulación del lenguaje en formas muy precisas le digiere todo con simples clisés y lemas enemas. Como los comunistas, los populares dependen de la diatriba y la consigna para imperar. Ejemplos: "Nacional", "Mira qué Linda", "Futuro Brillante", "Proyecto Puertorriqueño para el Siglo 21", "Cultura Viva", "Desarrollo Sustentable", "Empleo Seguro", "Apoyo al de Aquí", "La Ciudad Mayor", etc.
Por supuesto, el fundamentalismo ideológico urge de la diabolización, la persecución y la represión del enemigo para poder subsistir. En los 50, los 60 y los 70, los populares recurrieron a la primera mordaza, porque el independentismo era visto como su principal enemigo. Luego de nacido el PNP y según ha ido creciendo la masa crítica del estadismo y reduciendo la masa crítica del estadolibrismo, el PPD ha tenido que recurrir más a la represión y a la limpieza ideológica como instrumento de prevalecer. Los 70 casos fabricados contra los principales líderes del PNP y los casos que le pretenden fabricar a Fortuño, son ejemplos del claro mensaje a sus enemigos: "Vas preso".
En ese contexto, el Régimen opera con la garrocha y la zanahoria. Los fieles leales que lo apoyan, son recompensados con prebendas, contratos, privilegios, inmunidades y libertades. Sus enemigos, son castigados con despidos, investigaciones, procesamientos, discriminación, exclusiones, caricaturizaciones y burlas. El Régimen se reserva el derecho de decidir quién subsiste y quién no; quién es puertorriqueño y quién no. Por los medios que sea necesario. El conformismo y la sumisión son recompensados. La disidencia, la resistencia y la protesta, son severamente castigadas. Premio y castigo y el uso burdo y criminal de un ordenamiento de derecho acaparado y amancebado a su servicio, son la otra componente del control de masas popular.
Estas técnicas de mantener al país en la ignorancia, controlar su realidad física, manejar su subsistencia, timonear sus decisiones, manipular su realidad con propaganda y con la prenpaganda, requerir permiso para todo, reglamentar y legislar la obediencia y la dependencia, explotar la desinformación y la decepción, controlar las emociones, utilizar el odio, el miedo y la fobia, alimentar los complejos de inferioridad e inculcar un concepto altanero de identidad y dignidad personal basado en racismo y xenofobia, han sido el caldo de cultivo de un país acondicionado a no pensar, programado a conformarse con lo malo, asustado de su propia sombra y embaucado con promesas incumplidas, enemigos invisibles, profecías falsas y la sicología de la victimización y de las eternas excusas...
http://www.vocero.com/noticias.asp?s=Comentarios&n=101144
sábado, 13 de octubre de 2007
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