domingo, 14 de octubre de 2007

A desensillar hasta que aclare

A desensillar hasta que aclare

Por: Luis Dávila Colón

Dentro de un año y por estos tiempos estaremos entrando en la recta final de la campaña electoral. Repito lo dicho. Las elecciones del 2008 son las más difíciles de calibrar en este punto de cualquier año preelectoral. En tiempos normales, después de 8 años de desgobierno, la pintura estaría ya dibujada en la pared. No obstante, esta época botó la bola y el bate en términos de la confusión y el nubarrón. Electoralmente, políticamente, económicamente y socialmente, aquí nadie sabe la hora que es.

Primero, porque estamos viviendo jornadas borrascosas nunca antes vistas.

Segundo, porque en tiempos de locura la cordura brilla por su ausencia.

Tercero, porque jamás se había dado una elección en la que estuviera quebrado y destrozado todo el andamiaje gubernamental y social del ELA y en la que estuviera tan polarizado y encabritado el país. La colonia se murió y apesta, pero todavía la cargamos.

Cuarto, porque el inminente procesamiento criminal de la cúpula del PPD y el juego de sillas musicales que habrá de desatar ese huracán categoría 5, traerá unas secuelas de alianzas estratégicas y de posicionamientos electorales virtualmente imposibles de prever.

Quinto, porque el carácter de urgencia y desesperación permea todo el debate público y eso abre las puertas a una elección rompemontes de resultados críticos.

Sexto, porque nunca antes los partidos de oposición habían estado tan divididos y diezmados.

Y finalmente, porque más que en ninguna otra elección, la urgencia de desmantelar el ELA y proceder a descolonizar nunca ha estado tan latente y subyacente en la psiquis electoral. El 2008 entonces es la elección con más potencial plebiscitario desde las elecciones de 1948.

Lo fascinante de esta nueva realidad es que ninguno de los partidos está preparado para enfrentar un reto tan monumental. Los comentaristas y analistas también andan perdidos en el espacio discutiendo a la saciedad la minucia trivial diaria. Y es que el cielo está encancaranublado con tormentas hasta el horizonte. Decía un poeta que la política es un sistema de dudas y de aproximaciones. Pero prosa aparte, esto es ridículo. Es por ello necesario desmontarnos del caballo para ver si escampa un claro. Repasemos:

La dictadura hegemónica del regente Partido Popular pasa por la agonía de llorar su propio velatorio. (1) Sus políticas públicas y su discurso del odio han quemado todas las bases y los pilares del ELA. Hoy la Pava cosecha los vientos que sembró. (2) En Puerto Rico nadie cree ni los propios Populares en la institucionalidad, viabilidad y en el ordenamiento de derecho del ELA. Pocos apuestan por su futuro. (3) Tan es así, que ahora quieren cambiarlo por una república soberana y eso es mudar la franquicia con todos los riesgos que conlleva mudarse de punto y de local. (4) Su Gobernador y principal candidato tiene los índices de impopularidad y de repulsa pública más altos de cualquier otro incumbente. Los sondeos nunca habían registrado repulsas públicas de 75% y 80%.

(5) Después de 7 años de gobierno popular, no hay obra que enseñar ni logros que ensalzar. El país está doblemente endeudado. El bolsillo del consumidor agotado y quebrado. El electorado está agobiado por la orgía de impuestos, alzas tarifarias y fracasos de 7 largos años de incumbencia y desadministración. (6) La economía no tiene arreglo en este arreglo. El sol de la prosperidad no habrá de salir hasta por lo menos el 2009. Lo peor está por venir. (7) Más grave aún, la Pava está amarrada a un petardo quemado. No hay que ser un genio para saber que Acevedo Vilá se pierde con cualquier mono que le pongan de frente. Pero lo más probable es que el Caníbal no corra. Por lo que, irónicamente, la salvación del PPD depende de que los odiados y mentados Federales le tumben la cabeza, para luego aplicarle la grúa del relevo con un sustituto ponceño o cagüeño.

(8) La estrategia oficialista que pretende salvar el pellejo del Gobernador a costa de la viabilidad futura de la Pava, ha llevado a ese partido al punto de la dependencia y la vulnerabilidad en los sectores de la izquierda más radical. Después de la última elección, el PPD necesita acabar de vaciar el PIP para compensar la sangría de electores de su propio corazón del rollo o votantes flotantes periferales que están apestados con su gestión. El llamado del PPD a que los independentistas se afilien a lo Piculín, ha logrado desnaturalizar la esencia pro americana y pro libre empresa y lo ha metido en una terrible encrucijada. Por cada voto separatista que atrae, se arriesgan a perder otros tantos más del sector unionista y empresarial. La estrategia del piculinato le puede ganar a la corta adeptos a la defensa a ultranza de la inocencia del Gobernador, pero también puede terminar siendo una trampa sin salida.

(9) El PPD tiene, además, el problema de haber postulado el gabinete del desastre. Cancel Alegría, Eduardo Bhatia, Al Salazar, Jaime Pereyó, Nazario Lugo, Héctor Ferrer y José Luis Dalmau, entre otros, ofrecen al elector exactamente la misma fórmula venenosa y perdedora del desastre. El protagónico rol de los jefes de agencia en las actividades proselitistas del PPD demuestra que la Pava ya no es el partido de los alcaldes, sino la guarida de los Marta Beltrán, Julia Torres, Ramón Velasco y Juan Cancel, burócratas incoloros y de dudosa moralidad que han estado cogobernando durante los últimos 7 años.

(10) Los síntomas de la repulsa y de la aversión pública afloran en todos lados. El Gobernador es abucheado dondequiera que va, excepto en aquellas actividades oficialmente organizadas con las focas de aplausos.

A la Convención de Río Mar, apenas fueron 3,600 de más de 7,000 delegados. (11) El país sabe que a pesar de que se revisten de la moralidad, la decencia y la ética, el PPD está podrido y contaminado por la corrupción hasta el tuétano de los huesos. En ese sentido, la economía y la corrupción serán dos temas mortales para la Pava en las elecciones del 2008.

La única bendición que tiene el PPD en un momento tan álgido de su historia es, precisamente, el tiempo y la ceguera divisionista de la oposición PNP. Aunque a 14 meses de las elecciones el yugo federal se cierne sobre sus cabezas, el partido tiene tiempo para capear la crisis de las acusaciones, forzar la renuncia de Acevedo Vilá, poner el gobierno en sindicatura y tratar de empezar de nuevo con otro candidato popular menos empapado por los aguaceros de la tormenta. Mientras tanto, desensillémonos a ver si escampa claro...

Source: http://www.vocero.com/noticias.asp?n=98964&s=Comentarios

sábado, 13 de octubre de 2007

Control de masas

Control de masas

Por: Luis Dávila Colón

Desde el 1940 al presente, los Populares han sido los dueños y señores de Puerto Rico. Desde 1952 han tenido control absoluto de la rama de gobierno judicial y de la Administración de Tribunales. En los 55 años del ELA esa rama de gobierno, que constituye una tercera parte del estado, precisamente la que determina lo que es legal e ilegal, nunca ha tenido una mayoría estadista ni independentista.

De 1940 al presente, el Partido Popular sólo ha perdido el control absoluto de la Legislatura en 3 de 17 elecciones (1976, 1992 y 1996). En ese mismo período, el PPD ha ganado la gobernación y controlado el Senado en 14 de 17 elecciones (1968 y 2004). Más importante aún, en los últimos 60 años, el PPD ha tenido posesión de La Fortaleza en 40, incluyendo los últimos 7. Como si lo anterior fuera poco, aun cuando sale del poder, a través de sus pulposos brazos el Partido Popular mantiene el gobierno permanente controlando la banca, la industria, los principales medios, universidades, sindicatos y las asociaciones profesionales más poderosas del país.

Se trata pues, de una omnipresencia absolutista, monopolista y dominante. La pregunta es, siendo esto una llamada "democracia" y habiendo sufrido el país en el retroceso y la miseria por tanto tiempo, por qué y a cuenta de qué. La contestación es, mediante la aplicación de la sicología totalitaria del control de masas. Durante ese mismo período el Partido Popular y el Régimen colonial han seguido la teoría de que hay que destruir a Puerto Rico para salvarlo de los estadistas. El sistema opera y se mantiene a base del miedo, la represión, el nacionalismo hegemónico, la dependencia, la ignorancia, la desinformación, el palo y la zanahoria, la diabolización y el centralismo autoritario.

La pieza indispensable del control popular ha sido mantener a Puerto Rico ignorante, desinformado, en la pobreza y en la ignorancia. El sistema de educación pública es una fábrica de burros que recalca un sentido de indefensión y de dependencia.Generación tras generación, el sistema saca analfabetas funcionales, autistas emocionales, rezagados intelectuales, sordomudos lingüísticos, y un ejército de jóvenes que, o se dan de baja antes de graduarse, o al graduarse con diploma no encuentran fuentes de empleo y tienen que recurrir al éxodo o a las filas del desempleo, el subempleo o la criminalidad.

La segunda pata del dominio se resume en aquella frase célebre del mafioso Frank Costello de la obra maestra de Martin Scorsese, The Departed: "Yo no quiero ser un producto de mi medio ambiente; yo quiero que mi medio ambiente sea un producto mío. A fin de cuentas, nadie te lo va a dar; lo tienes que arrebatar".

En ese sentido el ELA es un hábitat virtual creado y controlado por el Partido Popular, donde el gobierno es la máxima autoridad alrededor del cual gira todo; una estructura socialista centralizada, acaparadora y a la cual se le inculca al ciudadano de la cuna a la sepultura, que debe depender. El gobierno me lo resuelve todo; al gobierno hay que pedirle permiso para todo; al gobierno le debo todo; sin el gobierno soy nada; necesito del gobierno para comer, para ir a la escuela, para que me emplee, para que me cuide y hasta para que me diga cuándo me puedo morir. Más que clientelismo político, esa mentalidad de sobredependencia ha creado la sicología de la secta. El individuo es nada, el colectivo ELA, todo.

Fundamentalismo nacional El ELA ha sobrevivido creando un mundo en el que se nos indoctrina desde que nacemos, que los puertorriqueños somos una super raza "pura", "el pueblo elegido", una nación con "cría" y que el mundo está dividido entre nosotros (los puertorriqueños que ellos certifiquen) y los otros (todo lo demás "extranjero"). Ese prejuicio etnocéntrico y racista ha convertido el estadolibrismo en una religión irracional y fundamentalista. La ciencia oculta detrás de la ideología parte de la premisa de que los populares gobiernan por derecho divino, el autonomismo soberanista es la única verdad y que el que piense distinto, está fuera del cielo sin el favor de Dios. El Concordato Católico-Popular y las alianzas con el separatismo populete le han dado más fuerza a esos evangelios de superioridad étnica, nacional e ideológica que tanto apelan al ignorante.

La manipulación del lenguaje en formas muy precisas le digiere todo con simples clisés y lemas enemas. Como los comunistas, los populares dependen de la diatriba y la consigna para imperar. Ejemplos: "Nacional", "Mira qué Linda", "Futuro Brillante", "Proyecto Puertorriqueño para el Siglo 21", "Cultura Viva", "Desarrollo Sustentable", "Empleo Seguro", "Apoyo al de Aquí", "La Ciudad Mayor", etc.

Por supuesto, el fundamentalismo ideológico urge de la diabolización, la persecución y la represión del enemigo para poder subsistir. En los 50, los 60 y los 70, los populares recurrieron a la primera mordaza, porque el independentismo era visto como su principal enemigo. Luego de nacido el PNP y según ha ido creciendo la masa crítica del estadismo y reduciendo la masa crítica del estadolibrismo, el PPD ha tenido que recurrir más a la represión y a la limpieza ideológica como instrumento de prevalecer. Los 70 casos fabricados contra los principales líderes del PNP y los casos que le pretenden fabricar a Fortuño, son ejemplos del claro mensaje a sus enemigos: "Vas preso".

En ese contexto, el Régimen opera con la garrocha y la zanahoria. Los fieles leales que lo apoyan, son recompensados con prebendas, contratos, privilegios, inmunidades y libertades. Sus enemigos, son castigados con despidos, investigaciones, procesamientos, discriminación, exclusiones, caricaturizaciones y burlas. El Régimen se reserva el derecho de decidir quién subsiste y quién no; quién es puertorriqueño y quién no. Por los medios que sea necesario. El conformismo y la sumisión son recompensados. La disidencia, la resistencia y la protesta, son severamente castigadas. Premio y castigo y el uso burdo y criminal de un ordenamiento de derecho acaparado y amancebado a su servicio, son la otra componente del control de masas popular.

Estas técnicas de mantener al país en la ignorancia, controlar su realidad física, manejar su subsistencia, timonear sus decisiones, manipular su realidad con propaganda y con la prenpaganda, requerir permiso para todo, reglamentar y legislar la obediencia y la dependencia, explotar la desinformación y la decepción, controlar las emociones, utilizar el odio, el miedo y la fobia, alimentar los complejos de inferioridad e inculcar un concepto altanero de identidad y dignidad personal basado en racismo y xenofobia, han sido el caldo de cultivo de un país acondicionado a no pensar, programado a conformarse con lo malo, asustado de su propia sombra y embaucado con promesas incumplidas, enemigos invisibles, profecías falsas y la sicología de la victimización y de las eternas excusas...

http://www.vocero.com/noticias.asp?s=Comentarios&n=101144

La republiqueta popular

La republiqueta popular

Por: Luis Dávila Colón

En la columna El Muro de los Lamentos analizamos el miércoles, a manera de una fotografía de larga exposición, las declaraciones de repulsa al ELA y los deseos de una nación soberana expresados por el más alto liderato del Partido Popular. Por sí solas, esas acciones y declaraciones unilaterales de voluntad debieran plebiscitar las elecciones del 2008. El país debe tomar nota.

Eso de por sí no es ni malo ni bueno. Lo que es sumamente inmoral es que lo oculten y nos engañen. Que avancen la independencia y lo nieguen. Que promuevan la separación y lo renieguen. Que promuevan la nación soberana y nos digan que se trata del “desarrollo del mismo Estado Libre Asociado”. Que admitan que esto es “ingobernable” y que cuando lleguen las campañas plebiscitarias nos aseguren que el ELA es “lo mejor de dos mundos”. Que nos digan que la ciudadanía americana no es importante, pero que se aferren a los billones en fondos y a las prebendas económicas que conlleva compartir una misma ciudadanía e identidad nacional.

Tomadas en el agregado, las declaraciones del más alto liderato del PPD no pueden implicar otra cosa que una admisión colectiva de que el Estado Libre Asociado colapsó. Cuando Rafael Hernández Colón asegura que el ELA “es ingobernable” y Willie Miranda Marín afirma que “ya no nos aglutina” y Sila María Calderón declara que “es ineficaz para atajar la pobreza”, unánimemente están diciendo que la Ley 600 de Relaciones Federales y la Constitución de 1952 fracasaron en las siguientes promesas sociales: 1) en promover el bienestar general y asegurar el goce cabal de los derechos; 2) crear un sistema democrático para la vida de la comunidad puertorriqueña; 3) organizarnos políticamente; y 4) viabilizar la búsqueda de la felicidad individual y colectiva.

Cuando Aníbal Acevedo Vilá y Willie Miranda Marín coinciden en que la ciudadanía americana ya no es importante y que es necesario crear una nueva personalidad nacional e internacional, en realidad lo que están haciendo es repudiar el Preámbulo de la Constitución del ELA que expresamente señala: “Que consideramos factores determinantes en nuestra vida la ciudadanía de los Estados Unidos de América y la aspiración a continuamente enriquecer nuestro acervo democrático en el disfrute individual y colectivo de sus derechos y prerrogativas.”

Cuando todo el liderato popular, empezando por el Gobernador, demanda la misma soberanía de una nación europea, o de Tailandia o Singapur, o de las pequeñas repúblicas del Caribe, en realidad lo que están haciendo es renegando la estructura y las bases de la Ley 600 y el concepto de “nuestra Unión con los Estados Unidos de América” consagrado en el Preámbulo de la Constitución del ELA y en los Artículos 1 y 2 de la Ley de Relaciones Federales. Cuando el Partido Popular como colectivo aboga por una nueva legislatura unicameral y solicita una nueva Convención Constituyente, en realidad lo que nos están diciendo es que la Constitución de 1952 es un anacronismo inservible que no salvaguarda la representatividad de los puertorriqueños y es necesario suplantarla convocando a una nueva asamblea que la sustituya con un nuevo orden jurídico soberano.

Cuando Miranda Marín afirma que ni la ciudadanía, ni la moneda común, ni el mercado común, ni la defensa común, son importantes para el desarrollo futuro, está renegando de plano los pilares históricos del ELA. Obviamente, si ser estadounidense no es importante, ¿por qué querer serlo? Si el dólar no es tan importante, ¿por qué no decirle al país que no necesitamos los $15 mil millones en fondos federales anuales y por qué no le explicamos de dónde sustituiremos la fuente de ingresos del Tío Sam? Si el mercado común queda relegado a un segundo plano detrás de la Unión Europea, entonces no hay necesidad de mantener fronteras abiertas, ni libre tránsito de bienes y ciudadanos, ni mercados abiertos. Si Puerto Rico es “una nación sociológicamente distinta a los Estados Unidos”, como dice Acevedo Vilá, y tiene además una “mentalidad sicológica de dependencia y de mantengo” como dicen Sila Calderón y Hernández Agosto, entonces lo lógico sería pensar que debemos separarnos e independizarnos de aquello que nos amarra con la subsistencia y que nos mantiene con los billones de sus extranjeros contribuyentes.

En otras palabras, cuando se llega a la mayoría de edad, la emancipación, la autodeterminación, la independencia económica y la autosustentabilidad, son las únicas alternativas a la sumisión, a la dependencia y a la subordinación política. Eso implica, por supuesto, tejer nuestra propia tela y hornear nuestro propio pan. Y es precisamente en ese punto donde el muro popular de los lamentos choca contra la realidad monda y lironda de la soñada republiqueta popular. Porque una cosa es decir que se quiere la libertad para hacer lo que se le venga en gana al gobierno y otra, explicarle al país cómo habrá de sostenerse y sobrevivir el Pueblo en esa libertad colectiva que, a la vez, implica independencia económica, rentabilidad fiscal y autosuficiencia monetaria.

La hipocresía del Partido Popular estriba en su jaibería. Detestan el idioma inglés, pero no saben vivir sin los verdes del “In God we trust”. Aborrecen los mercados abiertos, la libre competencia y las megatiendas, pero hacen lo indecible por atraer ese capital “extranjero” a que arriesgue billones de sus haberes y activos, en un país caótico, anárquico, improductivo, mal agradecido, en depresión económica, con un ordenamiento de derecho hostil al capital, con una burocracia insufrible, con unos costos exorbitantes de servicio público, con un gobierno acaparador, con un sistema tributario confiscatorio y anatema a la creación de capitales, y con una mentalidad de fobia antiyanqui y antiempresarial que le brota por todos los poros.

Sí. La libertad colectiva es un ideal noble y digno al que no hay que temer. Pero también tiene un costo. El precio prohibitivo del que el PPD no quiere hablar.

La emancipación, el libre albedrío y la autodeterminación conllevan precisamente eso: la liberación y la independencia. Con todos sus derechos y todos sus deberes y responsabilidades de proveer, sostener, alimentar, educar y mantener a 4 millones de ciudadanos en un nivel y calidad de vida superior al que se vive hoy. Y ese es el origen del fraude, el engaño y el dolor de la república del Partido Popular. Quieren la libertad mantenida, el libertinaje sostenido y la soberanía sin responsabilidad fiscal. Y después de la patraña del 52, quieren que volvamos a comprarles este otro cuento de la soberanía gratuita y sin sacrificios...

Source: http://www.vocero.com/noticias.asp?s=Comentarios&n=99531